Nuevo León, una de las entidades más industrializadas y urbanizadas de México, se enfrenta a una creciente crisis de contaminación del aire que ha puesto en riesgo la salud de sus habitantes. Sin embargo, el gobierno del estado ha decidido eliminar el esquema de Alertas Ambientales, una medida que, en lugar de ser eliminada, debería haberse fortalecido para enfrentar la creciente amenaza para la salud pública. A dos años de que el gobernador Samuel García calificara las alertas como “anticuadas” y “escandalosas”, la Secretaría de Medio Ambiente anunció su eliminación definitiva dentro del nuevo Programa de Respuesta a Contingencias Atmosféricas. Esta decisión ha generado preocupaciones sobre la falta de acción preventiva y el desinterés del gobierno por abordar el problema de la contaminación de forma efectiva.
Eliminación de las Alertas Ambientales: ¿Un paso atrás?
El titular de la Secretaría de Medio Ambiente, Alfonso Martínez Muñoz, defendió la eliminación de las alertas al argumentar que la fase previa de las Alertas Ambientales no cumplía su propósito, ya que solo se activaba cuando los niveles de contaminación alcanzaban un umbral ya peligroso para la salud. Según Martínez, la nueva estrategia solo contemplará la emisión de una “declaratoria de contingencia” cuando los niveles de calidad del aire sean “extremadamente malos”, dejando fuera la fase preventiva que caracterizaba las Alertas Ambientales anteriores.
“Las alertas eran un esquema reactivo, no preventivo”, aseguró Martínez Muñoz.
La idea de eliminar las alertas en favor de una declaración única de contingencia se basa en la idea de simplificar el proceso, según las autoridades. Sin embargo, esta eliminación podría significar que los ciudadanos solo sean informados sobre la mala calidad del aire cuando ya sea demasiado tarde para tomar medidas preventivas efectivas. Para muchos expertos y activistas en salud pública, esta decisión es preocupante, ya que la falta de alertas podría generar una falsa sensación de seguridad y desincentivar la acción ciudadana y gubernamental.
El daño a la salud pública
La calidad del aire en Nuevo León ha sido un tema de creciente preocupación en los últimos años. En 2022, el estado registró 50 alertas por mala calidad del aire, un indicador claro de que la contaminación en Monterrey y su área metropolitana ha alcanzado niveles alarmantes. Sin embargo, en lugar de intensificar las medidas preventivas y de concientización, el gobierno estatal ha optado por eliminar las alertas, lo que pone en evidencia la falta de compromiso real con la salud de la población.
Organizaciones ciudadanas y expertos en medio ambiente han denunciado reiteradamente la inacción de las autoridades en cuanto a la implementación de políticas eficaces para reducir la contaminación. La eliminación de las alertas ambientales, en lugar de una estrategia para mejorar la calidad del aire, parece más una manera de evitar enfrentar la magnitud del problema. Según estos grupos, al eliminar las alertas, las autoridades no solo están minimizando el problema, sino también limitando la capacidad de los ciudadanos para actuar con anticipación ante los peligros que trae consigo la mala calidad del aire.
Los efectos sobre la salud de la contaminación del aire son bien conocidos. La exposición a niveles elevados de contaminantes como partículas finas (PM2.5) y ozono puede aumentar el riesgo de enfermedades respiratorias, cardiovasculares y cáncer. Además, estos contaminantes afectan especialmente a los grupos vulnerables como niños, ancianos y personas con enfermedades preexistentes. Al eliminar las alertas, el gobierno no solo está ignorando el problema, sino también exponiendo a la población a riesgos mayores sin ofrecer herramientas adecuadas para mitigar esos riesgos.

Un paso atrás en la lucha contra la contaminación
La eliminación de las alertas se produce después de que el gobernador Samuel García reiterara en mayo de 2023 que la meta de su administración era eliminar cualquier tipo de alerta ambiental.
La decisión del gobernador refleja un enfoque que se aleja de una estrategia integral para combatir la contaminación y la crisis ambiental que afecta al estado.
En lugar de eliminar las alertas, las autoridades deberían haberse centrado en fortalecerlas, implementando estrategias claras y medidas de mitigación que realmente puedan mejorar la calidad del aire. Esto incluye la promoción de tecnologías más limpias para la industria, el fomento al transporte público y la reducción de emisiones de vehículos, así como la implementación de políticas urbanas que favorezcan el uso de energías renovables y la reforestación.
Un llamado a la acción tras eliminación de alertas ambientales
El hecho de que el gobierno de Samuel García decida eliminar las alertas en lugar de fortalecer las políticas públicas sobre calidad del aire pone de manifiesto una falta de compromiso con la salud pública. Esta decisión no solo minimiza un problema que afecta a miles de ciudadanos, sino que también refleja una actitud de desinterés por abordar la crisis de contaminación de manera efectiva.
Es necesario un cambio de enfoque en la gestión ambiental de Nuevo León. La lucha contra la contaminación del aire no debe limitarse a reducir las alertas o esconder los problemas debajo de la alfombra. Es fundamental que las autoridades retomen la implementación de políticas de salud pública que sean proactivas, que eduquen a la población y que, sobre todo, trabajen en medidas concretas para mejorar la calidad del aire.
Al eliminar las Alertas Ambientales, el gobierno no solo está evitando un problema ambiental de gran escala, sino que está ignorando el impacto directo que esta situación tiene sobre la salud y bienestar de los regiomontanos. En lugar de darle la espalda a este desafío, las autoridades deberían comprometerse con una solución real que proteja a la población y haga de Nuevo León un estado más saludable y sostenible.
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