- Un Árbol Menos, Una Contradicción Más
- Políticas Verdes Con Olor A Negocio
- La Ciudadania Exige Coherencia, No Solo Discursos
En Nuevo León, el diputado local Glen Villarreal se presenta así mismo (porque nadie más lo ve así) como un auténtico héroe ambiental. Videos, fotos y discursos lo muestran abrazando árboles, promoviendo reforestaciones y posando como fundador de brigadas forestales. Pero detrás de toda esa coreografía verde, existe una historia que deja al descubierto su verdadera cara: la de un político que tala árboles en su propio hogar mientras exige a otros proteger la naturaleza.
Su lema predilecto, “Tu diputado ambientalista”, se repite en cada publicación, en cada intervención pública y en cada mensaje que comparte con sus seguidores. Habla de plantar miles de árboles cerca de zonas industriales, defiende la fauna silvestre y presume sus operativos para cuidar los bosques urbanos. Sin embargo, mientras se vende como un paladín del medio ambiente, decidió retirar un gran árbol que cubría el frente de su casa en la Colonia Lomas del Roble, en San Nicolás.
Un Árbol Menos, Una Contradicción Más
La escena no pasó desapercibida. El árbol, visible en imágenes previas, ofrecía sombra y vida al entorno. Pero desapareció sin explicación ecológica. Para muchos, este acto confirma que su supuesto compromiso ambiental solo existe frente a las cámaras y no en la práctica cotidiana.
Vecinos y ciudadanos atentos no tardaron en señalar la contradicción: ¿cómo se puede exigir medidas estrictas de protección ambiental a empresas y ciudadanos, mientras se elimina un árbol propio? Para colmo, Villarreal ha impulsado políticas que obligan a adquirir costosos botes “anti osos”, con precios que superan los 39 mil pesos por unidad. Esta estrategia, que él defiende como “necesaria”, ha sido vista como una imposición recaudatoria más que como una auténtica medida de conservación.
Una Campaña De Promesas Que No Llegan A Nada
Las campañas de Glen Villarreal, están cargadas de mensajes emotivos: “plantar esperanza”, “cuidar cada hoja”, “defender a quienes no tienen voz”. Pero el retiro del árbol en su casa demostró que detrás del discurso hay más marketing que raíz.
Mientras organiza jornadas y presume metas como plantar árboles, olvida empezar por lo más básico: dar el ejemplo. Sus iniciativas con la Guardia Forestal y sus múltiples actividades de promoción se transforman en un espectáculo que alimenta su imagen pública, pero que carece de sustancia real cuando se trata de coherencia.
No se puede hablar de amor por los árboles y la fauna si, en lo personal, se toman decisiones contrarias a esos ideales. Este contraste se convierte en una prueba clara de que las acciones hablan más fuerte que cualquier comunicado o publicación en redes.
Políticas Verdes Con Olor A Negocio
El ranger verde también ha estado en el centro de la polémica por sus exigencias a desarrollos y edificios para adquirir los mencionados botes “anti osos”, con amenazas de multas a quienes no cumplan. La narrativa oficial era proteger la fauna y evitar el contacto con residuos humanos, pero la realidad mostró una intención recaudatoria disfrazada de ambientalismo.
La presión para imponer reglas sin asesorías reales o alternativas razonables evidenció la falta de un plan integral y el uso de la causa verde como pretexto para imponer costos. Para muchos empresarios y ciudadanos, estas medidas han resultado arbitrarias y costosas, alimentando la desconfianza en el verdadero objetivo detrás de estas políticas.
El Congreso de Nuevo León le da la bienvenida al diputado Glen Villarreal Zambrano, de Movimiento Ciudadano, quien se integra a la 77 Legislatura en sustitución de Miguel Flores Serna, tras haberse aprobado su solicitud de licencia a su cargo como diputado. pic.twitter.com/hbAZxbKnOO
— Congreso Nuevo León (@CongresoNL) June 11, 2025
La Ciudadania Exige Coherencia, No Solo Discursos
En un estado que sufre con la mala calidad del aire y la reducción de áreas verdes, la hipocresía ambiental se vuelve doblemente grave.Nuevo León necesita líderes comprometidos de verdad, que protejan y fomenten espacios verdes empezando desde su propia casa, no solo para la foto.
El caso de Glen Villarreal refleja lo que muchos llaman “ambientalismo de papel”: promesas bonitas, frases inspiradoras y mucha exposición pública, pero con acciones privadas que desmienten cada palabra. Si realmente se busca un futuro más verde, se necesita empezar por el ejemplo personal, plantar y mantener árboles, no talarlos.
La ciudadanía exige coherencia. No se trata solo de discursos ni de plantar árboles en eventos públicos para la foto, sino de construir una relación honesta y responsable con la naturaleza. Monterrey no necesita más políticos que se disfracen de héroes ecológicos mientras sus propias banquetas quedan desiertas.
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